Otis ha sido un claro ejemplo de las nuevas inclemencias ambientales que se originan por el cambio climático. Acapulco quedó destrozado tras el paso del huracán, dejando a miles de personas sin hogar y sin servicios básicos. A casi un año del siniestro, aún se realizan trabajos de reconstrucción. El cambio climático cada vez se coloca como uno de los grandes desafíos para los humanos. En México los huracanes y las olas de calor son los principales fenómenos que ponen en riesgo a la población y la infraestructura crítica como las telecomunicaciones toman mayor relevancia para mantener conectados e informados a los usuarios, pero también representa un enorme reto para esta industria sostener la operación de sus servicios en medio de las inclemencias climáticas.
“En mis 15 años de trabajar en la industria, nunca me había tocado ver un evento como Otis. Con este huracán descubrimos la importancia de anticiparnos a este tipo de situaciones meteorológicas que de un momento a otro pasa de un nivel 2 a una categoría 5”, reconoce Daniel Ríos, vicepresidente Adjunto de Asuntos Externos y Sustentabilidad en AT&T México. Tras Otis, explica Ríos, el carrier comprendió la importancia de trabajar entre todos los operadores para recuperar de manera más rápida y coordinada las operaciones de las redes de telecomunicaciones, pero también de replantearse la forma de desplegar su red e infraestructura para hacer más resistente y resiliente ante los embates climáticos. Telefónica ha coincidido con la visión del directivo de AT&T. La empresa de telecomunicaciones a nivel global ha comenzado a desplegar su red de forma diferente. Ahora coloca sus sitios más altos e incluso diseñan su infraestructura para que tenga una mayor eficiencia en el consumo de energía para sortear las olas de calor. La compañía también cuenta con un respaldo energético para hacer frente a los apagones eléctricos que cada vez suelen ser más frecuentes. México hace unos meses registró apagones masivos que paralizaron a varias partes del país, afectando a infraestructuras críticas. Las empresas de telecomunicaciones se valieron de plantas de luz, a base de diésel en sus áreas centrales para mantener el funcionamiento de sus servicios móviles. Además colocaron baterías a sus radiobases, para continuar con la emisión de frecuencias que llegan hasta las terminales móviles. Algunas compañías incluso han optado por alimentar parte de infraestructura con energías renovables. “La tecnología sin duda es un gran aliado, pero hemos entendido que también es importante construir la red para favorecer la circulación del aire y que enfríe mejor el equipo, o cómo tener equipos que calienten menos”, aseguró Marta Vegas, líder de sostenibilidad en Telefónica Hispam en entrevista con Expansión. Otro elemento clave para que las redes de telecomunicaciones se mantengan vivas en medio de un desastre natural es el equipo de mantenimiento. AT&T y Telefónica han hecho un claro énfasis en esto: “sin el equipo de trabajo no se pueden levantar un servicio”, por ello ambas empresas capacitan a sus colaboradores para dar mantenimiento a la infraestructura, pero también para protegerse en caso de encontrarse en un momento crítico. Los directivos son conscientes que cada vez es más complejo anticiparse a un evento como Otis o Beryl que de manera abrupta pueden cambiar su fuerza, sin embargo, el haber pasado por ellos les ha permitido mejorar su estrategia para seguir manteniendo activa su operación.
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