A inicios de la década de los 2000s, Sega hizo historia al lanzar un ingenioso juego con experiencia tipo “arcade”, de unos changos encerrados en esferas, quienes debían librar carreras contra el tiempo en escenarios peligrosos llenos de plátanos. Lo llamaron Super Monkey Ball y fue un éxito, volviéndose un ícono en la era del Nintendo GameCube. Sega produjo múltiples títulos, y experimentó con diversos modos de juego, hardware y mecánicas. Pero poco a poco la saga perdió popularidad, hasta que dejaron de producir nuevos títulos durante casi una década.
Tras el lanzamiento de remakes y colecciones, finalmente llega una nueva entrega original exclusiva para Nintendo Switch. ¿De verdad Super Monkey Ball: Banana Rumble es tan bueno como aquellos clásicos de la era del GameCube?
¿Qué tiene de nuevo? Las mecánica clásicas del juego están aquí: recorre escenarios laberínticos llenos de precipicios, obstáculos y plátanos, y rueda a la meta antes de que se agote el tiempo. Tú no controlas al chango en su esfera; inclinas el escenario hacia los lados para hacer rodar la esfera. La habilidad de salto quedó eliminada, y en su lugar está el “
Giro rápido ” (Spin Dash), familiar para quienes jueguen
Sonic The Hedgehog : mantén presionado el botón B para cargar poder y al soltarlo, salir disparado en la dirección que apuntes. Esta habilidad, aunque suena simple, cambia (para bien) cómo enfrentas los desafíos del juego. Abre muchas posibilidades para superar los niveles en el modo aventura, y puede ser la clave entre la victoria o la derrota en las competencias contra otros jugadores. El Giro Rápido invita a
enfrentar la aventura de una manera osada y audaz , lo cual deja al final una grata sensación de “¡lo logré!”. Esa sensación combinada con la curiosidad por saber qué locura te espera en el siguiente nivel, mantienen tu atención por horas y horas.
Son 200 nuevos niveles en la campaña, en los cuales no sólo debes llegar a la meta, sino también superar tres desafíos (llegar antes de cierto tiempo, recolectar una cantidad mínima de bananas y agarrar la banana dorada). Sorprende el ingenioso diseño de la mayoría de los niveles; pese a que algunos elementos se reciclan, rara vez sientes la experiencia monótona. No todos los changos son aptos para todos los desafíos. Debes entender si requieres mayor velocidad, maniobrabilidad o peso para cada reto. Por ello es importante probarlos todos; desafortunadamente para cambiar de chango debes salir del nivel, cambiarlo y volver, lo que se convierte en una pérdida de uno o dos minutos de juego. La accesibilidad en Banana Rumble es otro gran acierto. La saga tiene fama de ser inclemente con los jugadores, con curvas de dificultad muy pronunciadas en poco tiempo, lo que provocaba frustración en jugadores novatos. La distribución de los niveles en un mismo mundo permite que la dificultad suba y baje con mucho mejor ritmo. Tal vez un nivel te resulte demasiado arduo, pero los siguientes serán más fáciles. No hay vidas, no estás obligado a cumplir con los objetivos secundarios y sobre todo, puedes activar checkpoints y guías para allanar la experiencia:
¡Changos por montones! Desde los primeros juegos de la saga, el modo multijugador ha sido una parte esencial, y con Banana Rumble la ambición de Sega fue más grande que nunca:
hasta 16 jugadores simultáneos pueden competir y colaborar en una partida en línea, y hasta cuatro jugadores en modo local, tanto en batallas como en la aventura. En Batallas hay cinco modos de juego (
Carrera , Cacería de bananas,¡Kabum!,
Fiebre de metas y Aplasta robots) cada uno con distintos escenarios aptos para la contienda, y aunque pareciera que hay gran variedad, se hace evidente la falta de pluralidad. Las Carreras son el modo más intenso, pero debido a lo extensas que son las pistas, también son la competencia más interesante; quienes vayan a la delantera enfrentarán obstáculos más complicados,
dándole oportunidad a los menos experimentados de alcanzar a colocarse entre los primeros lugares. A ello se añaden atajos, rutas más fáciles y objetos típicos de juegos de karts para ayudarte a ti mismo o perjudicar a otros. Cacería de Bananas,
¡Kabum! y Aplasta robots es donde el multijugador palidece un poco. Por un lado hacen falta escenarios, y por el otro, los que existen se siente demasiado semejantes. En particular ¡Kabum! (que básicamente es jugar a “la papa caliente”) tiene arenas de batalla complicadas de entender incluso viendo el mapa e intentado seguir las flechas que te indican dónde están los demás jugadores. Encontrar a otro a quien pasarle tu desgracia se vuelve una cuestión de suerte.
Fiebre de metas ,si bien tampoco cuenta con variedad de escenarios, resulta sorpresivamente entretenido, y es debido a la facilidad para jugarlo. Divididos en equipos, los jugadores deben cruzar arcos para sumar puntos a su bando, reclamándolos con sus colores y peleando por aquellos que valen más puntos. Es la mejor opción
para jugadores novatos .
Que no quede duda, Banana Rumble tiene un buen multijugador en Batalla. Las contiendas contra otras 15 personas en línea, aunque a veces demasiado caóticas y estresantes, pueden ser divertidas, pero a pesar de la colosal proporción de jugadores que soporta, se siente incompleto; y si a eso sumamos algunas complicaciones con la conectividad que puedes experimentar, debe admitirse que es un poco decepcionante. Por otro lado, es valioso destacar que la aventura principal se puede jugar en cooperativo con hasta otras tres personas , y es altamente recomendable hacerlo; no sólo es más divertido, también puede hacerlo más fácil al dividir las tareas de un nivel entre los jugadores. Sólo sugerimos mantener la opción de choque entre jugadores desactivada, para propiciar una sesión de juego sana, a menos que de verdad quieras poner a prueba tu relación con tus amigos y familia.
Jugar por horas y horas Banana Rumble, además de ofrecer 200 desafíos con objetivos secundarios en la aventura, cuenta con un gigante catálogo de accesorios para personalizar a tus changos, y aquí es donde recae el replay value fuera del modo multijugador. Gorras, guantes, gafas, calzado, camisas,
disfraces completos , esferas, emojis para comunicarse con otros jugadores, adornos para la playa y personajes desbloqueables, entre otras curiosidades, son EL pretexto para completar cada desafío. Estos elementos los compras en la tienda del juego, y los canjeas por puntos que obtienes superando desafíos, ya sea en tú solo o en multijugador. Asimismo hay retos por temporada en el juego en línea; si te echas varias partidas, acumulas puntos aquí y desbloqueas
accesorios especiales para que tus changuitos (y otros animales) queden más guapos.
Conclusión
Super Monkey Ball: Banana Rumble es la primera entrega original de la saga en más de diez años, y viene a ponerse a prueba con nuevas generaciones de jugadores, pero también con quienes crecieron con los clásicos de los 2000s. No intenta ser UN juego más de la saga, sino una ligera reinvención, ambicionando algo más grande y duradero. Para quienes se enamoraron de aquellos juegos del GameCube, les insisto en que prueben Banana Rumble, porque es lo MEJOR de esta saga desde entonces. Y respecto a aquellos que nunca han jugado un Monkey Ball, les digo que aunque el Nintendo Switch cuenta con un amplio catálogo de grandiosos juegos party y puzzle, Super Monkey Ball: Banana Rumble es
sin duda una de las mejores opciones que pueden añadir a su colección. Una última recomendación:
desactiva las voces del juego , porque escuchar cada ocho segundos “Ready” y “Fallout” es inquietante para quien juega y para quienes te escuchan jugar.
]]>