Más de 22 millones de ensayos se hicieron con ChatGPT y eso no está mal

La Inteligencia Artificial generativa irrumpió como una herramienta transformadora en muchas áreas y la educación no fue la excepción. En menos de un año se convirtió en uno de los recursos preferidos de los estudiantes y aunque en un inicio la tecnología generó miedos, ahora cada vez más instituciones se abren a su adopción. De acuerdo con un estudio de Turnitin, empresa con una herramienta para detectar trabajos hechos con IA o plagios, tan solo en Estados Unidos se han identificado más de 22 millones de ensayos de estudiantes de secundaria a universidad en los que se ha utilizado esta tecnología. Para el estudio se revisaron más de 200 millones de trabajos con la herramienta que la empresa lanzó en abril del año pasado. Del total de documentos se descubrió que 11% podía contener lenguaje escrito con IA en 20% de su contenido, mientras que 3% tenía un 80% o más de texto hecho por una IA.

Tales cifras no necesariamente representan un aspecto negativo para los procesos educativos de los estudiantes. Belén Correa, directora regional de Turintin para Latinoamérica, refiere que contrario a lo que se podría pensar, la IA tiene la capacidad de ayudar a los procesos de aprendizaje. De hecho, su potencial es tan marcado que más de 50% de los participantes del estudio dijeron que seguirán apoyándose en la tecnología para escribir sus ensayos e incluso para sus exámenes aun cuando sus escuelas prohíban el uso de la herramienta. Al respecto, la especialista señala que no todos los usos de la IA generativa comprometen el aprendizaje o la integridad académica, pues actualmente ChatGPT o Gemini se utilizan para resumir notas y ayudar a entender conceptos muy complejos. ChatGPT, por lo tanto, se está convirtiendo en un aliado de los procesos educativos, refiere, pues para sacarles todo el provecho aún es necesario aprender a escribir y pensar de manera crítica, así como contrastar ideas para generar más conocimiento.

También resalta que aprender a utilizar estas herramientas desde la escuela será un valor diferencial una vez que los estudiantes lleguen al mundo laboral, pues ahí ya es algo normal para aumentar la productividad de los profesionales. “Es muy importante que dentro de la enseñanza también se hable de estas competencias para que el estudiante entienda el alcance y las limitaciones de este tipo de herramientas y así poder sacarle provecho. Si no las conoce, sería un estudiante en desventaja”, comenta Correa.

El papel del docente también importa Además de los estudiantes, el otro elemento que también juega un papel importante en esta ecuación es el de los docentes, quienes se han quedado rezagados en la adopción de la tecnología, respecto de los alumnos. Los datos de Turnitin señalan que mientras más del 75% de los alumnos utilizan algún tipo de estas plataformas a diario, alrededor del 20% de los docentes usan estas herramientas para sus labores diarias en las aulas. Con base en las experiencias que han tenido en Turintin, Correa aporta que algunas de las formas más asertivas de usar ChatGPT es permitirlo para escribir un ensayo, pero posteriormente realizar un análisis del resultado y mejorarlo con base en otros métodos de investigación, algo que aporta tanto al tema de la clase como al uso crítico de la tecnología. Resalta que el detector de IA de la firma ha sido utilizado no solo para darse cuenta de la incidencia de ChatGPT en trabajos escolares, sino también para determinar la calidad de las fuentes que está utilizando, algo que ayuda a transparentar y profundizar en el proceso de investigación. “Algo que hemos escuchado de los educadores de Latinoamérica es que estas tecnologías son parte de una realidad que no podemos ignorar”, sostiene Correa. “Por ello es momento de adaptar las formas y los métodos de educar”.

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