Intel frente al abismo: promesas de resurgimiento y crisis de liderazgo

Intel es una de las empresas más importantes en la historia de la tecnología. Fue de las fundadoras de Silicon Valley e impulsora de nuevos productos; sin embargo, esa relevancia como uno de los gigantes de la industria se ha reducido paulatinamente y ahora también atraviesa una crisis ejecutiva, al tiempo que sus competidores aprovechan el camino de la IA para crecer. La semana pasada, la empresa anunció que su director ejecutivo, Pat Gelsinger, se retiraba de la compañía y de su junta directiva en un movimiento poco esperado por la industria. Y es que entre los objetivos de Gelsinger se encontraba retomar el liderazgo de Intel en la fabricación de chips e incluso fue un personaje constante en la aprobación de la Ley CHIPS de Estados Unidos. No obstante, sus planes no fueron convincentes. De acuerdo con su reporte trimestral del segundo periodo del año, la empresa tuvo resultados decepcionantes, algo que provocó la mayor liquidación de personal en 50 años, pues despidió a más del 15% de su plantilla como parte de una reducción de costos de 10,000 millones de dólares.

Entre el primer día de trabajo de Gelsinger, a inicios de 2021, y el cierre al viernes del 29 de noviembre (antes del anuncio de su retiro), las acciones de Intel perdieron el 61% de su valor, de acuerdo con datos del S&P Global Market Intelligence, que también señaló que Intel fue la empresa con el peor desempeño del índice PHLX Semiconductor.

¿Cómo llegó Intel a esta crisis? Intel se fundó en 1968 y pronto se convirtió en una empresa importante por lanzar el primer microprocesador comercial: el Intel 4004. El ser pionero en el mercado le dio un lugar privilegiado en el boom de las computadoras personales durante los años ochenta y noventa, de la mano de Microsoft. Para 2007, Intel se posicionó como una de las 500 compañías más grandes del mundo y era líder en la industria de microprocesadores, mientras que AMD, su principal competencia, era una compañía 21 veces más pequeña en ese momento. Las decisiones en torno a sus negocios fueron cuestionables. En el aspecto de la fabricación de chips, Intel no apostó por máquinas de fotolitografía avanzada, al considerarlas riesgosas, algo que provocó el avance de Samsung y Taiwan Semiconductor Manufacturing Company (TSMC). Del lado de las asociaciones, si bien trabajaba con Apple para abastecer los chips de sus computadoras, la empresa desestimó la petición de Steve Jobs sobre fabricar procesadores para los iPod y su nuevo dispositivo que estaba por lanzar: el iPhone.

Gelsinger buscó el resurgimiento sin éxito En 2020, Apple rompió el acuerdo para que Intel fuera la empresa que suministraba chips a sus dispositivos y en esas fechas fue cuando Gelsinger llegó al timón de la compañía, después de un periodo de nueve años como CEO de la firma de software VMWare. Su regreso a Intel era esperanzador, porque conocía los procesos de la empresa desde adentro. Inició su carrera en Intel en 1979, a los 18 años, e incluso fue su primer director de tecnología en el 2001. No obstante, a su retorno encontró una compañía golpeada, que si bien estaba posicionada como una de las empresas más importantes de Silicon Valley, ya había perdido el liderazgo en la fabricación de chips frente a TSMC, mientras que AMD le pisaba los talones. Durante su periodo como CEO priorizó la división de Foundry, que se especializa en la fabricación de chips para terceros. En 2022, de hecho, fue uno de los principales precursores de la Ley CHIPS, una iniciativa entre empresas tecnológicas y el gobierno de Estados Unidos para fortalecer la cadena de suministro de semiconductores y dejar a un lado la dependencia a Asia, a partir de la inversión en nuevas fábricas para la manufactura de estos componentes. Luego de la presentación de resultados en agosto, los inversores comenzaron a tener dudas sobre el desempeño de Gelsinger al frente de la empresa. En contraste, el analista tecnológico y CEO de Creative Strategies, Ben Bajarin, señaló que se trataba de la persona adecuada para llevar las riendas de la empresa. “Creo que contar con alguien como Pat Gelsinger, que en el fondo es un tecnólogo muy bueno y tiene experiencia en resolver problemas tecnológicos con Intel, es la persona adecuada para superar obstáculos tecnológicos en el futuro, así como también algunos de tipo económico”, dijo Banjarin.

Foundry, un negocio que no ha logrado levantar Banjarin explicó que entre los argumentos por lo que Intel puede salir adelante se encuentran el lanzamiento de sus chips Lunar Lake, que podrían ayudarle a retomar el liderazgo en computadoras por sus características que aumentan el rendimiento de los equipos. No obstante, otros analistas señalaron que el principal problema fue su negocio de fabricación de chips. Cuando Gelsinger regresó a Intel. Lo hizo con una visión firme: la empresa debía recuperar el liderazgo en la fabricación de procesadores y fue así como puso la idea de construir fábricas en Estados Unidos y otras partes del mundo para completar su estrategia IDM 2.0 (Integrated Device Manufacture). “No sólo íbamos a ser parte de las innovaciones, también vamos a fabricarlas”, dijo a Expansión el año pasado sobre el plan de inversión de más de 100,000 millones de dólares en varias zonas del planeta. Luego de que la decisión de salir de la empresa por parte de Gelsinger se hiciera pública, el líder de investigación en semiconductores de Citi en Estados Unidos, Christopher Danely, puntualizó que Intel debería abandonar sus esfuerzos en la división de Foundry. “El problema es esta insistencia en el negocio de la fundición. Creemos que hay muy pocas posibilidades de que Intel lo consiga. La mayoría de la gente con la que hablamos en el sector de los semiconductores lo sabe, se da cuenta de que Intel lleva mucho tiempo en esto. Por eso creemos que deberían salir del negocio de la fundición”, dijo el analista. Ante el contexto actual de la empresa, los expertos señalan que el siguiente director ejecutivo debe ser alguien con pasado en la industria para darle calma al sector y a los clientes que actualmente podrían tener un sentimiento de desconfianza hacia Intel. Mandeep Singh, analista senior de Bloomberg Intelligence, explicó que contratar a un ejecutivo con experiencia en negocios, pero sin conocimientos técnicos sería un error importante que generaría mayor inquietud en el sector. “Si la junta directiva contratara a alguien nuevo sin el tipo de credenciales que tenía Pat, realmente crearía más incertidumbre y, probablemente, una pérdida de participación de mercado para los hiperescaladores que fabrican sus propios chips”, comentó Singh.
La búsqueda de un ejecutivo apto De acuerdo con Singh, Gelsinger era un personaje con un currículo destacable en la industria, pero “el hecho de que no pudiera darle la vuelta a la situación demuestra lo difícil que es hacerlo en un caso como el de Intel”. Ahora, la compañía está buscando a su siguiente CEO y como parte de este proceso anunció a dos nuevos miembros a la junta directiva. Se trata de Eric Maurice, exdirector ejecutivo de la empresa de fotolitografía ASML, y el director ejecutivo interino de Microchip Technology, Steve Sanghi. Este movimiento tiene la intención de que la junta cuente con directores con experiencia en el campo de los semiconductores, algo necesario para Intel en un momento de crisis y reducción de costes. “Eric y Steve son líderes muy respetados en la industria de chips, cuya profunda experiencia técnica, ejecutiva y rigor operativo los convierten en grandes incorporaciones a la junta directiva de Intel”, comentó el presidente ejecutivo interino de la empresa, Frank Yeary.
La competencia avanza Mientras Intel ha enfrentado importantes crisis en los últimos años, sus competidores han logrado avanzar en sus objetivos. En la pandemia, AMD tuvo una reacción más ágil ante los retos del mercado y comenzó a ganar participación en el sector de los microprocesadores. Para mediados del 2022, el tamaño de Intel se encontraba alrededor de los 145,000 millones de dólares, AMD, por su parte, ya superaba los 150,000 millones de dólares, mientras Nvidia ya jugaba en otras ligas, pues comenzaba su camino en convertirse en la empresa más valiosa del mundo, superando el valor de los 2 billones de dólares. Asimismo, al tiempo que Intel no tiene una cabeza en su liderazgo, este 2024 Lisa Su, directora ejecutiva de AMD, fue elegida como la CEO del año por la revista Time, debido a su “liderazgo transformador durante la última década”.

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