En el mundo ‘binero’ se puede de todo: pagar cuentas telefónicas, contratar Netflix, Spotify, hacer compras en GooglePlay, hacer viajes en Uber, pedir comida en UberEats, adquirir teléfonos móviles, motocicletas, pantallas… Depende de la habilidad del “binero”, pues hay sitios como Amazon que son difíciles de burlar.
Las autoridades y los bancos ya detectaron este tipo de fraude, que también se le conoce como carding, pero no han podido combatirlo. Inclusive se ha incrementado y ha comenzado a normalizarse entre la juventud mexicana, a tal grado que se comercializan bins [números de una tarjeta bancaria] en redes sociales.
Hay otros ‘bineros’ que roban correspondencia bancaria. “Ya a muchos les da flojera checar los bins, entonces se van directo a la tarjeta, a robar el correo”, asegura Rodrigo.
Es un delito importado. Son delitos que no existían en México.
Agrega que hay ‘bineros’ “descarados” que ordenan los productos para que lleguen a su domicilio, aunque también existen aquellos que usan construcciones o edificios abandonados que tengan al menos un vigilante. “Te arreglas con el portero para que reciba la mercancía y si llega la policía, él dirá que nadie vive ahí”.
Los ‘bineros’ comenzaron a operar en México al menos desde 2015, año en que aumentaron las quejas por compras o pagos de servicios no reconocidos por medio de operaciones en Internet. Estos ladrones cibernéticos no son perseguidos ante la falta de un marco legal y porque su actividad es muy difícil de rastrear.
En España este crimen sí es perseguido, e incluso la Policía Nacional ha realizado operativos para detener a ‘bineros’, quienes enfrentan juicios donde la condena es de 12 años de prisión.
Aunque para muchos ‘bineros’ usar datos bancarios ajenos se trata de un hecho sin malicia, para la Condusef el problema es grave y lo considera parte del crimen organizado.