Es un miedo irracional, un auténtico pavor y terror que algunas personas sienten cuando se quedan desconectadas del aparato, por perder el acceso a la información de su teléfono y a la red de sus contactos sociales. Sienten como una desconexión entre la personalidad virtual y la física.
Consultan el móvil más de cuatro horas al día; no pueden pasar sin mirarlo más de diez minutos seguidos; están obsesionados con tenerlo siempre cargado y llevan siempre a mano un cargador; sienten ansiedad ante el mero pensamiento de no poder usarlo, de no tener batería o cobertura y evitan a toda costa lugares donde no pueden utilizarlo, como cines o teatros… Y, sobre todo, entran en pánico si por cualquier descuido lo pierden o se lo han dejado en casa.
Están continuamente pegados al aparato y, si en algún momento dejan de tenerlo, sufren las consecuencias. ¿Cuáles? Angustia, desilusión, preocupación cognitiva, ansiedad, malestar, nerviosismo…
La nomofobia no es una dependencia al teléfono móvil, que se entiende como una falta de control sobre su uso que causa interferencias en otras actividades, sino que es algo que hace alusión a un miedo patológico.
Es un trastorno de ansiedad específico que engloba distintos síntomas y comportamientos, aunque sí se encuadra dentro de los denominados trastornos de uso de Internet. Tampoco es una patología como tal, pero puede llegar a serlo. Y así lo advierten los investigadores en el trabajo.
Estamos -aseguran- ante un problema de especial importancia que puede constituir, al tiempo, un problema psicopatológico de gran relevancia.
El psicólogo advierte que el móvil no es de por sí algo negativo, pero su uso tampoco es algo inocuo.
Como sociedad en general indica es necesario que nos formemos en su utilización adecuada, porque se está convirtiendo en la puerta de entrada de muchas patologías contemporáneas, como es el propio ciberacoso.
En ocasiones, el móvil se convierte en un compañero que evita que nos sintamos solos en una situación en la que lo estamos. Como cuando vamos en el autobús o tenemos que esperar en un sitio por alguien.
Sin embargo, esto puede empeorar y hacer que nos refugiemos en el móvil para aliviar un malestar emocional, para consultar mensajes o correos aun cuando no nos ha llegado nada o para ser incapaz de no responder a un mensaje cuando llega.
Con estas premisas, podemos establecer algunos parámetros que te permitirán darte cuenta si estás cerca de sufrir lo que conocemos como nomofobia: