El uso de satélites ha ganado relevancia entre los gobiernos, ya que permiten mejorar la seguridad, monitorear el cambio climático y desastres naturales como inundaciones o incendios, además de ofrecer conectividad y apoyar la exploración espacial. Empresas como Starlink, de Elon Musk, y Project Kuiper, de Jeff Bezos, han comenzado a aprovechar esta tecnología con fines comerciales. México, por su parte, también busca posicionarse en este ámbito.
La presidenta Claudia Sheinbaum ha incluido entre sus 100 promesas de gobierno el lanzamiento de un satélite propio para llevar servicios de internet a las regiones más remotas del país, aunque sin ofrecer detalles técnicos. Sin embargo, enfrentará un desafío: México no cuenta con un marco legal que permita la fabricación de satélites. Esto obligará al gobierno a buscar alianzas con empresas privadas o a modificar las leyes para desarrollar una industria satelital en el país. México se ha posicionado como uno de los grandes ecosistemas de manufactura de la industria aeroespacial. Por ejemplo, actualmente produce al alrededor de 20 componentes para satélites de la constelación Starlink, como las cámaras de combustión de motores Raptor de SpaceX, fabricadas en Monterrey y Chihuahua, permitiendo que el país sea un jugador clave en esta industria alcanzando exportaciones cercanas a los 12,000 millones de dólares , según datos de la propia industria aeroespacial. Pero aún sin la producción completa de satélites propios. Expansión solicitó entrevista con la Agencia Espacial Mexicana (AEM), pero no estuvo disponible para el texto. Benjamín Najar Jr., director general de Thrusters Unlimited, una compañía de geoinformación mediante la operación de satélites de observación de la tierra, aseguró que una de las grandes limitantes para la producción nacional es la falta de un marco jurídico que detalle las especificaciones técnicas y certificaciones para este tipo de objetos. El proyecto, para modificar artículos que permitan que en México se produzcan satélites, ha sido aprobado por Comisiones, pero debido a la coyuntura política la discusión quedó detenida. Se espera que próximamente se retome debido a que es una de las apuestas de la nueva presidenta. Con la incorporación del marco jurídico, México aún no podría cantar victoria. El país requiere de un ecosistema que permita contar con todas las tecnologías y sitios idóneos para fabricar un satélite, sumado a alianzas con gobierno y privados que garanticen el capital económico para manufacturar este tipo de objetos. Fabricar un satélite, según Najar, lleva en promedio dos años y requiere de una inversión de aproximadamente 30 millones de euros (poco más de 32 millones de dólares). Benjamín Najar ha estimado que el tipo de satélite que requiere la mandataria podría ser uno de comunicaciones o uno estacionario, pero esto implicaría una inversión de 400 millones de dólares, con todo y lanzamiento. Otra opción que se coloca en el panorama serían las llamadas constelaciones satelitales, donde la presidenta podría colocar cinco satélites de conectividad de internet y esto implicaría una inyección de capital de 150 millones de dólares. “La tendencia es hacer constelaciones de más satélites porque implica un menor costo. Lanzar un satélite implica una gran inversión tanto para el gobierno como para el sector privado. Pero SpaceX nos ha demostrado que trabajando entre el sector público y privado se pueden hacer muchos lanzamiento”, dijo el CEO de Thrusters Unlimited. De acuerdo con el mapa interactivo de Starlink, la empresa cuenta hasta hoy con una constelación de 5,601 satélites en órbita. Mientras que SpaceX asegura que ha lanzado 5,977 satélites, lo que implica que en el espacio hay 11,578 satélites orbitando el espacio gracias a las empresas de Elon Musk. Esto sin contar con los que han colocado otros jugadores de la industria y los propios gobiernos.
Lanzamientos, la otra oportunidad del país La consultora Euroconsult estima que alrededor de 2,800 satélites serán lanzados anualmente, lo que equivale a ocho satélites al día y una masa total de cuatro toneladas entre 2023 y 2032. Hasta ahora, el epicentro de los lanzamientos es con SpaceX en Cabo Cañaveral, pero México podría atender esta demanda si desarrolla puertos de lanzamientos, ya que tiene una posición geográfica incomparable por su cercanía al Ecuador y la facilidad de integrarse a las órbitas espaciales, dice Najar Jr., y en especial porque solo existen seis lugares para hacer estos lanzamientos, que incrementarán su demanda en los años siguientes y no se darán abasto. Pero esta posibilidad se podrá materializar solo si el nuevo gobierno de México aterriza de manera correcta su plan mediante asociaciones con el sector privado. Hasta ahora el equipo de la presidente, dice el CEO de Thrusters Unlimited, se ha acercado con la industria para preguntar qué hace falta, los retos que tenemos y todo lo que está ocurriendo en este sector. “Todos estamos muy emocionados porque es la primera vez que un mandatario dice algo muy concreto sobre el impulso de la industria aeroespacial y satelital y vemos cómo lo están planteando creo que entre todos podremos empujar al país en este ramo que cada vez es más importante”, comentó Benjamín Najar Jr.
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