No es un fenómeno nuevo, por supuesto. Muchas personas lo han hecho a lo largo de distintas épocas. Tampoco es una cuestión exclusiva de las relaciones de pareja: también se habla de ghosting cuando una persona deja de responder a otra que la considera su amiga, e incluso se aplica en los casos en que alguien se va de una fiesta sin despedirse de nadie y los demás se dan cuenta solo cuando lo buscan y ya no lo pueden encontrar.
Sin embargo, las redes sociales y las formas de vincularse mediatizadas por las nuevas tecnologías han propiciado que estas actitudes, que hasta no hace mucho tiempo eran más bien excepcionales, se hayan tornado cada vez más frecuentes en las historias de pareja. Y no después de unos pocos encuentros, cuando ni siquiera se puede hablar con propiedad de “relación”, sino en casos en que ambas personas llevan ya varios meses o incluso más de un año viéndose con asiduidad y, en teoría, “construyendo algo”.
Hoy en día sabemos que el rechazo de cualquier tipo activa nuestros circuitos del dolor, pues la conexión con otros seres humanos es un rasgo evolutivo propio de los seres humanos.
“Creo que si tenías una implicación sentimental con la persona que te hace ghosting te dolerá mucho, te asaltarán interrogantes”
Lucía Martín
Estudios recientes sobre el ‘ghosting’
Los estudios señalan que los sectores de población que más acostumbran a recurrir al ghosting son los más jóvenes, en particular los menores de 30 años.
Estas son básicamente dos tipos de creencias: por un lado, la del “destino”, según la cual existen personas que “deben” encontrarse, enamorarse y estar juntas; y por el otro, la del “crecimiento”, que sostiene que los sentimientos se construyen en cada relación

Repercusiones psicológicas de “desaparecer”
En general se entiende que la actitud de la persona que se esfuma para evitar el anglicismo, lo cual representa un acto de cobardía: prefiere evitar el momento de comunicar a la otra persona que quiere interrumpir la relación (el famoso y temido “tenemos que hablar”) y se dedica a actuar como si allí no hubiera pasado nada.
Esto suele venir acompañado de bloqueos en todas las redes sociales y los servicios de mensajería, y en ocasiones también deja de acudir a lugares que eran frecuentados por los dos. Además de cobardía, cuando alguien “desaparece” incurre en una falta de respeto hacia la persona abandonada, y desde luego le genera perjuicios.